El precio de los cítricos, en especial el de la mandarina, está aumentando en todo el mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, subió de US$ 1.44 a US$ 1.71 el kilogramo en las primeras semanas de la cuarentena en el Perú. ¿Se trata de una tendencia o de un tema coyuntural?
De una tendencia. Hoy existe una mayor demanda de cítricos en todo el mundo porque —con la aparición del coronavirus— la población está buscando consumir una mayor cantidad de vitamina C para fortalecer su sistema inmunológico. Esa necesidad ha sido capitalizada por grandes marcas del hemisferio norte que realizaron diversas promociones, las cuales han permitido en algunos casos hasta duplicar los precios de las mandarinas.
¿A qué ritmo está creciendo la demanda de cítricos en Estados Unidos?
No te puedo dar porcentajes exactos, pero ha crecido en forma importante en las últimas semanas. Incluso, hay compradores que me han llamado a preguntar si conozco a algún exportador con disponibilidad de fruta para exportar, pero no hay. El Perú no es como otros lugares en los que encuentras una sobreproducción o siempre hay fruta que se queda en el árbol. Aquí, todo lo que se tiene, se vende.
¿El aumento en los precios ha sido impulsado únicamente por una mayor demanda ante la aparición del coronavirus o también nos han beneficiado los problemas que empiezan a tener otros productores mundiales (de Estados Unidos y España)?
No, básicamente se debe al coronavirus, pues los cítricos se mantienen como la mejor alternativa para reforzar nuestro sistema inmunológico y eso es algo que lo tienen muy claro los consumidores de Estados Unidos y Europa. Además, lo dicen los especialistas en salud, tanto en el Perú como en el resto del mundo: recomiendan el consumo de alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, entre los que destaca la mandarina.
¿El Perú podría ver en los próximos meses precios nunca antes vistos, como sucedió con la última campaña del sector citrícola egipcio?
No lo creo. Es cierto que hay otros productores, como los españoles, que están finalizando su campaña y también han alcanzado precios nunca antes vistos, pero en chacra. A nivel de retail, los precios estarían empezando a estabilizarse, luego de registrar picos altos, como sucedió en el mercado peruano antes de la cuarentena.
Además de la mandarina, ¿hay otros productos que también podrían beneficiarse de esta coyuntura, como la naranja y el limón?
Un pequeño porcentaje de los envíos de cítricos corresponde a las exportaciones de naranja de mesa, pero estos no alcanzan cifras significativas y generalmente se destinan al canal Horeca (hoteles, restaurantes y catering). Lo mismo pasa con el limón. Hay que ver qué sucede con ese canal en las próximas semanas, que hoy está muy golpeado por el coronavirus, porque se han cerrado aeropuertos y restringido el tránsito de personas.
¿Por qué a diferencia del resto de cítricos, sí hay una fuerte demanda por las mandarinas?
Porque la mandarina es una fruta de casa, que prácticamente forma parte de la canasta básica. Es más barata que la palta y otros productos, pues no llega a más de un dólar en promedio. Generalmente, representa más del 80% de las exportaciones de cítricos y no creo que este año cambie mucho la tendencia. Pero se mantendrá como un jugador importante a nivel de exportación.
¿Qué les dicen a los exportadores peruanos sus clientes en Europa y Estados Unidos, nuestros principales mercados?
La gran pregunta es si van a cumplir con lo pactado. Las cantidades fueron negociadas previamente a la crisis por el coronavirus. Todos los agroexportadores cerraron sus programas en Berlín [durante su participación en la feria Fruit Logistica que se realiza todos los años en febrero]. Los volúmenes, calibres, precios y fechas de entrega se negociaron a inicios de año, cuando la pandemia parecía una cosa muy lejana. El sector no manda fruta spot, como ocurría hace 20 años.
¿Han podido cumplir con los plazos y las entregas?
Estamos cumpliendo. Esa es una de las grandes virtudes que tiene el Perú y no es porque nuestros competidores no lo hagan, sino porque a veces tienen problemas climáticos (una granizada, lluvia o ventarrón) que le impiden hacerlo. En cambio, si algo caracteriza a nuestro país es que, si ofrece una determinada cantidad de kilogramos, lo cumple y entrega puntualmente al mercado.
¿Incluso en esta coyuntura?
Sí, incluso en esta coyuntura están cumpliendo. Y eso que hace algunas semanas [previas a la cuarentena] los precios a nivel local registraron una importante alza y estuvieron mejor que los de exportación, pero los productores de cítricos cumplieron con su palabra. Ello a pesar de que probablemente más de uno hubiera querido vender a nivel local, porque le hubiesen pagado en su chacra al contando y sin tener que esperar 60 días para cobrar la exportación.
Cumplir en este momento debe demandar mucho esfuerzo, pues deben lidiar con varias limitaciones.
Así es. Pero todo ha sido posible gracias a un trabajo coordinado con las autoridades. No niego que los primeros días fueron difíciles. Muchos tuvieron que lidiar con el problema de transporte (para trasladar su mercadería y personal) y la falta de certificados, pero conversamos constantemente con el Ministerio del Interior, el Ministerio de Producción y el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) para poder resolverlos. Ha costado bastante, pero lo logramos; hoy estamos cumpliendo con nuestros programas. La fruta está siendo cosechada y enviada a la planta de empaque, con ciertas demoras, naturalmente, pero seguimos exportando.
¿No han tenido problemas para conseguir personal? Algunas agroexportadoras señalan que no todos se presentan a trabajar porque tienen miedo a contagiarse.
Es cierto, ha habido una baja, pero sobre todo al inicio de la cuarentena y más que nada por las dificultades para movilizarse. Felizmente esta coyuntura nos agarró ahora [que recién inicia la campaña] y no en el pico máximo del plazo [julio]. Si hubiera sucedido en ese mes, probablemente hubiéramos tenido un serio problema. La campaña 2020 prácticamente acaba de comenzar. El primer pico fuerte viene a fines de abril y para fines de mes se supone que deberíamos empezar a entrar a una cierta normalidad. Sin embargo, tener menos personal, como ha dispuesto el Gobierno, entre otras cosas, ha elevado considerablemente nuestros costos.
¿Y eso es algo que pueden manejar?
Por ahora todo el mundo se está esforzando, pero no creo que eso pueda mantenerse los próximos 60 días.
¿Cumplirán con la meta que se habían trazado para esta campaña?
Sí. Para esta campaña proyectamos un crecimiento de 6% en mandarinas para alcanzar las 160,000 toneladas, y por ahora mantenemos esas proyecciones. En mayo volveremos a analizar el tema para ver si estas no han cambiado.
¿La mayor demanda mundial por los cítricos podría ayudar al país a escalar posiciones como proveedor mundial de estas frutas?
No lo creo. Lo más probable es que nos mantengamos como el séptimo proveedor de cítricos en el mundo, porque la mandarina no es un cultivo anual; tarda un tiempo en producir sus primeras cosechas. Los volúmenes que estamos viendo ahora son producto de lo que se cultivó hace cuatro años atrás. Resulta difícil escalar sin mayor producción.
¿Han aumentado las áreas de cultivo en los últimos años?
Siempre hay un pequeño crecimiento, pero no es de más del 1%. El Perú es un país citrícola con más de 100 años de historia. Ya han pasado varias generaciones cultivando cítricos. Algunas plantaciones son muy antiguas. Lo que se da básicamente es un cambio de patrones y nuevas variedades.
¿Por cuáles nuevas variedades está apostando el sector?
Todo se va a variedades tardías, de buen sabor, sin semillas y de fácil pelado, que es lo que pide el mercado. No puede ser de otra manera.
¿Cuándo estima que el sector se recuperará plenamente?
Este será un año difícil para el comercio mundial por las restricciones que han impuesto varios países, así como la incertidumbre económica. Preferiría no hacer proyecciones porque todo aún es incierto. Lo importante es que al sector le está yendo bien, y que al igual que lo hacen los productores de palta y de otros productos, los de cítricos siguen trabajando. Hay que esperar para ver cómo se dan las cosas más adelante, si la demanda se mantiene y saber qué pasa en el hemisferio sur, donde recién está por iniciar el invierno. En tanto, el sector sigue trabajando.