Los frutos secos: una gran oportunidad para continuar expandiendo la agroexportación peruana

Las proyecciones indican que este mercado de frutos secos mantendrá un crecimiento promedio de casi 5.48% en los próximos ocho años. Con ello, se calcula que en el 2033 alcance un valor de US$ 112 mil millones. Este crecimiento se sustenta en la tendencia global hacia el consumo de alimentos saludables.

En el contexto en el que el Perú busca nuevos productos a los cuales ingresar y replicar el éxito obtenido con el arándano, la uva o el cacao, existen líneas en las que aún no ha ingresado de manera contundente. Una de las más grandes en el mundo de la agroexportación son los frutos secos (almendras, nueces, pistachos, anacardos, avellanas, etc.). Este mercado mueve decenas de millones de dólares y miles de toneladas al año. Solo en el 2024 se estima que los frutos secos alcanzaron aproximadamente US$ 66 mil millones en todo el mundo, cifra que supera ampliamente a cualquier fruta fresca en la que el Perú compite o lidera, como el arándano (apenas US$ 6.7 mil millones exportados globalmente), la uva (US$ 12.6 mil millones) o la palta (US$ 9.3 mil millones).

Las proyecciones indican que este mercado de frutos secos mantendrá un crecimiento promedio de casi 5.48% en los próximos ocho años. Con ello, se calcula que en el 2033 alcance un valor de US$ 112 mil millones. Este crecimiento se sustenta en la tendencia global hacia el consumo de alimentos saludables, en la que los frutos secos encajan perfectamente gracias a sus notables propiedades nutricionales. Además, se ha generado un mercado creciente de derivados, como leches vegetales (almendra), barras energéticas y snacks a base de frutos secos. Todo ello se traduce en una demanda mundial extremadamente sólida. Sin embargo, la oferta mundial sigue estando condicionada por factores climáticos, especialmente en países con producción menos industrializada.

En el Perú, el mercado de frutos secos aún no despega, aunque existen varias iniciativas orientadas a generar producciones masivas. Actualmente, el único producto con envíos considerables es la nuez de Brasil, que totalizó cerca de US$ 40 millones. El Perú tiene gran potencial para competir en este mercado global, dado que cuenta con experiencia en producción intensiva en desiertos (uva en Piura e Ica), además de relaciones ya establecidas con los principales importadores del mundo. Un caso relevante es China, que, pese a producir cerca de 800,000 toneladas de frutos secos al año, no satisface su demanda interna y debe importar unas 500,000 toneladas adicionales. Su principal proveedor es California, con una producción cercana a 600,000 toneladas, de las cuales exporta aproximadamente el 60%, quedando el resto para consumo interno en Estados Unidos, que tampoco logra cubrir toda su demanda. Este escenario es esclarecedor, pues el Perú cuenta con regiones con condiciones agroclimáticas similares a California, como Piura, además de disponer de tecnología de riego por goteo comparable a la utilizada allí.

La almendra es hoy uno de los frutos secos más exportados en el mundo, con aproximadamente US$ 7,260 millones. La producción mundial se acerca a 1.5 millones de toneladas en la última campaña (2023/2024), con una tasa de crecimiento cercana al 3%. El principal exportador mundial son los Estados Unidos, con US$ 4.8 mil millones exportados en el 2024 (66.5% de participación), seguidos por España con US$ 974 millones (13.4%) y Australia con US$ 469 millones (6.5%).

Entre los principales productores se observan dos modelos de negocio diferentes. En Australia y Estados Unidos, la producción está concentrada en grandes explotaciones con amplias extensiones de tierra, procesos altamente mecanizados y uso de riego intensivo. En California, que concentra más del 70% de los cultivos de almendra de EE.UU., el riego por goteo se ha adoptado casi por completo, optimizando el uso del agua en una región con recursos hídricos escasos. El otro modelo corresponde a España, donde predominan pequeños cultivos gestionados por cooperativas familiares. Este esquema puede generar cierta irregularidad en la calidad y un impacto ambiental considerable, dada la alta demanda de agua de este cultivo.

Actualmente, las variedades más competitivas en el mercado son Marcona y Largueta (España), generalmente con precios menores, y las variedades de floración tardía como Nonpareil y Carmel (Estados Unidos). Las variedades tradicionales muestran mayor vulnerabilidad a fenómenos climáticos. Por ejemplo, durante la campaña 2023/2024, España redujo su volumen en casi 19% debido a la sequía. En California, aunque se enfrentaron a situaciones similares, el impacto no fue de la misma magnitud gracias a los métodos de cultivo.

Las nueces de marañón (anacardos) son otro de los frutos secos más exportados en el mundo, superando los US$ 7,548 millones en el 2024. A diferencia de la almendra, este mercado no está dominado por productores estadounidenses, sino por países como Vietnam (49% de participación) y Costa de Marfil (16%). La cadena productiva se organiza en dos etapas: predominan pequeños agricultores, cuyos productos son acopiados por grandes agroindustrias como Olam o Vietnam Processed Foods, que se encargan del procesamiento y la exportación final.

Este cultivo suele desarrollarse en climas de lluvias estacionales y suelos con riego mínimo. Aunque se buscan variedades más aptas para producción masiva, actualmente no existen materiales patentados de gran difusión; las clasificaciones comerciales se asocian más bien al tamaño. Por ello, la disponibilidad de material genético es más accesible.

Otro gran producto en esta línea es el pistacho, que en la última campaña superó los US$ 4,485 millones exportados, de los cuales casi el 56% correspondió a Estados Unidos, seguido por Irán con cerca del 15%. China es el principal destino, con más de US$ 869 millones anuales. La demanda de este producto, al igual que la de otros frutos secos, continúa creciendo año tras año.

Su modelo de producción es similar al de la almendra: grandes cultivos mecanizados con riego intensivo, concentrados especialmente en California. En Irán, en cambio, coexisten plantaciones extensivas con explotaciones familiares. Existen variedades con cierta popularidad, como Kerman (Estados Unidos) y Uzumlu (Turquía), pero aún no hay variedades comerciales patentadas que dominen el comercio mundial.

Otros frutos secos también gozan de gran popularidad: las nueces (walnuts), con alrededor de US$ 3,586 millones exportados en el 2024; las avellanas, con US$ 2,545 millones; y productos en expansión como la nuez de Brasil (US$ 346 millones) o las castañas (US$ 287 millones). Esto demuestra que la categoría de frutos secos ofrece múltiples frentes de desarrollo.

En el Perú, cuya agroexportación ha logrado un notable éxito con productos como la uva, la palta y el arándano; el crecimiento acelerado de la producción, la entrada de nuevos competidores y la caída de precios asociada al mayor stock ya generan preocupación. En este contexto, se evalúa la incorporación de nuevos productos que continúen impulsando el sector. Los primeros candidatos han sido la cereza y la frambuesa; sin embargo, lo expuesto en este artículo demuestra que el Perú también puede orientarse hacia los frutos secos, una línea con fuerte demanda mundial y proyecciones positivas. En los artículos complementarios de esta edición se detallan los productos con los que el país ya participa en este segmento y los retos que debe afrontar para consolidarse en este mercado de grandes oportunidades.


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