El auge agroexportador peruano no es un fenómeno aislado ni improvisado. Es el resultado directo del dinamismo de las regiones productoras, que han transformado sus economías al integrar tecnología, gestión hídrica y nuevos cultivos con alto valor en los mercados internacionales.
En la actualidad, el país supera las 11.5 millones de hectáreas agrícolas y genera alrededor de 4.8 millones de empleos —de los cuales cerca de 2.3 millones son agricultores— distribuidos a lo largo de todo el territorio peruano.
El Perú, un país de ingresos medios con una población agrícola estrechamente vinculada a la población pobre, ahora ha descubierto en el auge agroexportador una actividad que ha cambiado la estructura productiva del país, convirtiéndose en una de las principales fuentes de empleo formal fuera de Lima y en uno de los motores más sólidos del crecimiento económico nacional.
Las poblaciones agrícolas tradicionalmente ubicadas en zonas sin servicios del Estado; gracias al auge agroexportador, no solo ven que los empresarios invierten, sino, también, el Estado invierte en nuevos caminos, postas de salud, colegios y diversas infraestructuras que lo llevan (al propio Gobierno) hacia las zonas en que viven los peruanos, no estando la población obligada a migrar para conseguir fuentes de empleos, ni para recibir los servicios básicos del propio Estado.
En este avance, cada región viene encontrando un rol propio. Algunas, gracias a sus ventajas comparativas, consolidan una posición de liderazgo; otras aceleran su crecimiento basadas en inversiones recientes; y otras empiezan a diversificar su portafolio más allá de los cultivos tradicionales para comenzar a aprovechar las ventajas de la agroexportación.
Según la consultora Fresh Fruit, desde enero hasta septiembre del 2025, aún sin los dos productos más importantes de la canasta agroexportadora del Perú (uva y arándano), tres regiones lideraron el mapa agroexportador. Lima encabezó las regiones con remesas cercanas a los US$ 2,000 millones; le siguió Ica con alrededor de US$ 1,800 millones; y La Libertad se posicionó en tercer lugar con poco más de US$ 1,400 millones, impulsada por la rápida expansión de varios cultivos. En conjunto, representaron cerca del 55% de todo el peso enviado por el Perú en este periodo y las únicas en pasar los US$ 1,000 millones exportados en ese periodo.
Asimismo, estas tres regiones no solo concentraron los mayores valores exportados, sino que también han sido parte del proceso de modernización agrícola del país, impulsado por la expansión de nuevas áreas de cultivo, mayores inversiones privadas y una oferta productiva cada vez más orientada a estándares internacionales. Este avance ha permitido que sus campañas sean más estables y competitivas en los mercados de destino.
Lima
El liderazgo de Lima no es reciente: se sustenta en una combinación poco común en la región andina, la cual concentra empresas que operan con estándares internacionales, cadenas de frío consolidadas y una estructura logística vinculada directamente a los principales puertos de exportación del país. En este periodo, los productos más exportados fueron la palta (US$ 440 millones), el cacao (US$ 345 millones) y la mandarina (US$ 108 millones) cultivos que han convertido a la región en un referente global durante sus respectivas campañas.

Por otro lado, esta región también ha sido capaz de estabilizar sus campañas incluso en años de anomalías climáticas, un elemento clave para mercados a los que provee esta región, como Estados Unidos (US$ 461 millones), Países Bajos (US$ 288 millones) y España (US$ 144 millones),que demandan abastecimiento constante. Esta estabilidad se ha logrado gracias a inversiones continuas en reservorios, canales y sistemas de riego automatizado, que permiten reducir la dependencia de las lluvias y garantizar rendimientos homogéneos.
Asimismo, las grandes empresas agroindustriales de la región, entre ellas Cafetalera Amazónica S.A.C. (5.7% de participación), Mondelez Perú S.A. (5.4%) y Consorcio de Productores de Fruta S.A. (4.2%) han impulsado la diversificación de cultivos y la integración vertical: manejan desde la siembra y cosecha hasta el empaque, conservación y transporte. Esto explica por qué sus productos suelen tener menos mermas en destino y mejor valorización en comparación con otras regiones.
Ica
En cuanto a Ica, la región sureña ha consolidado una posición privilegiada y ha tenido un crecimiento importante en los últimos años, gracias a su diversidad climática, que permite manejar campañas complementarias y abastecer mercados cuando otras zonas del país ya han cerrado sus envíos. Durante este periodo, acumuló remesas cercanas a los US$ 1,800 millones, impulsadas principalmente por la uva (US$ 627 millones), el cacao (US$ 337 millones) y la palta (US$ 209 millones). Esta combinación de cultivos le ha permitido mantener volúmenes relevantes incluso cuando uno de ellos enfrenta caídas de precio internacional.
Los envíos estuvieron dirigidos sobre todo hacia Estados Unidos (US$ 760 millones), Países Bajos (US$ 193 millones) y España (US$ 120 millones), mercados que valoran la calidad y consistencia de la producción local. En esta región, a diferencia de la primera, la oferta exportadora combina grandes agroindustrias con pequeños y medianos productores asociados, especialmente en zonas donde la agricultura familiar ha logrado incorporarse a cadenas formales. Este modelo mixto permite que una mayor parte del territorio participe en el circuito exportador.
Entre los principales exportadores sobresalen Machu Picchu Foods S.A.C. (19.5%), Procesadora Laran S.A.C. (7.4%) y Corporación Agrolatina S.A.C. (6.5%) que han sido claves para ordenar la cadena y establecer estándares. Muchas de ellas han invertido en plantas de procesamiento y en certificaciones internacionales, lo que ha abierto las puertas a nuevos mercados. También la cercanía logística es un gran factor que ayuda en los envíos: contar con el Terminal Portuario General San Martín – Paracas en la misma región permite no solo reducir tiempos de tránsito, sino también conservar la calidad en productos frescos.
Un aspecto llamativo es que varios cultivos emergentes están empezando a ganar terreno dentro de esta región, impulsados por nuevos microclimas y por la entrada de inversionistas que han identificado nichos con alto potencial. En especial productos como el maracuyá, el cual para el 2022, estaba recién en desarrollo y que para este 2025 consigue envíos que ya se acercan a los US$ 312 millones; de igual forma, otro de los productos que tuvo un gran auge en esta región fue el pimiento morron, concentrando para estos primeros nueve meses del año alrededor de US$ 280 millones exportados.

La Libertad
Cerrando el podio se encontró La Libertad, región que cuenta con un alto nivel de tecnificación agrícola, especialmente en el riego presurizado en la mayor parte de sus hectáreas exportadoras. Esto ha dado pie para que, entre enero y septiembre, las remesas de la región se sitúen por encima de los US$ 1,400 millones.
Al igual que Ica, esta ha sido otra de las regiones que más rápido han crecido en los últimos años. Este avance se explica por dos grandes factores: la entrada en producción de nuevas hectáreas y el fortalecimiento de infraestructura especializada.
Los principales cultivos exportados por la región La Libertad entre enero y septiembre del 2025 fueron el arándano (US$ 556 millones), la palta (US$ 438 millones) y el espárrago (US$ 150 millones), cuyos volúmenes se han incrementado notablemente gracias a zonas que antes no estaban integradas al modelo agroexportador.
Los principales destinos de la agroproducción liberteña fueron Estados Unidos (US$ 558 millones), Países Bajos (US$ 283 millones) y España (US$ 185 millones), mercados en los que la presencia de esta región ha crecido más rápido que el promedio nacional. Entre las empresas que han liderado estos envíos se encontraron Camposol S.A. (17.8%), Danper Trujillo S.A.C. (11.6%) y Virú S.A. (11.5%).
El dinamismo de esta región también se explica por el ingreso de pequeños y medianos agricultores que han adoptado cultivos de mayor valor, reemplazando productos tradicionales de menor rentabilidad. El apoyo de programas de asistencia técnica, la disponibilidad de agua y la mejora en carreteras de acceso han permitido esta transición.
Productos emergentes
Más allá de los cultivos emblemáticos, cada región está desarrollando una línea de productos emergentes que podría redefinir su portafolio en los próximos años y que demuestran la relación que se está dando dentro del Perú con regiones que se convierten en proveedoras de otras.
En Lima, productos como la palma, la cúrcuma, la naranja, el tomate, el maracuyá y el achiote han conseguido un crecimiento importante en los últimos tres años, destacando entre ellos la palma. Esta oleaginosa pasó de exportar US$ 4 millones en esta región durante el 2022 a poco más de US$ 30 millones en lo que va del 2025. Ello refleja un interés creciente por diversificar cultivos de alta rentabilidad y ampliar temporadas de exportación.
En Ica, la naranja y la sandía son frutos que yan han comenzado a mostrar resultados prometedores, especialmente en plazas donde existe demanda por productos diferenciados. De igual forma, el banano iqueño ya está registrando —este 2025— remesas mediante la línea de deshidratados.
En La Libertad, el avance del frijol, el banano y el morrón es un ejemplo del potencial que tiene la región para expandirse y adaptarse rápidamente a productos con mayor demanda en el mercado internacional. De estos tres productos, el frijol es el que ha mostrado un salto más grande, dado que hace menos de cinco años —en el 2022— registraba envíos que llegaban a los US$ 57,000; mientras que, en lo que va del año, las exportaciones de frijol ya superaron los US$ 1.6 millones.
