El aguaymanto: una oportunidad en el mercado global de superalimentos

Aunque aún representa un segmento de tamaño moderado, su expansión es constante y acelerada, impulsada por la preferencia global hacia superaliementos.

El aguaymanto —conocido internacionalmente como golden berry o cape gooseberry— se consolida progresivamente como un nicho estratégico dentro del creciente mercado mundial de los superalimentos. Aunque aún representa un segmento de tamaño moderado, su expansión es constante y acelerada, impulsada por la preferencia global hacia alimentos funcionales ricos en vitaminas, antioxidantes y compuestos bioactivos que contribuyen a la prevención de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.

En cuanto a la competencia internacional, Colombia lidera de manera indiscutible la exportación mundial de esta fruta. Solo en el 2024, registró envíos por US$ 43.6 millones en golden berries frescas. Le siguen Sudáfrica y Kenia, que abastecen principalmente al mercado europeo con fruta fresca y orgánica, mientras que Ecuador participa con volúmenes más modestos.

El mercado muestra una clara tendencia hacia el valor agregado. El aguaymanto deshidratado, comercializado como Crunchy Goldenberries, ha ganado popularidad como snack saludable y se integra cada vez más en mezclas de granola, barras energéticas, cereales y productos gourmet como los cubiertos de chocolate. Esta evolución responde a la demanda pospandemia de opciones alimenticias naturales y nutritivas.

Un hito próximo es el acceso del aguaymanto peruano al mercado estadounidense, cuyo proceso fitosanitario ya ha culminado su análisis de riesgo, previéndose su apertura durante el primer semestre del 2026. Asimismo, Asia-Pacífico y el Reino Unido representan mercados emergentes con alto potencial. No obstante, subsisten limitaciones estructurales: altos costos logísticos, riesgos climáticos y exigentes barreras comerciales como los estándares de inocuidad del FSMA y los Límites Máximos de Residuos (MRLs) de la Unión Europea.

Los países exportadores más exitosos han desarrollado modelos empresariales especializados. En Colombia, las empresas integradas controlan todo el proceso —desde el cultivo hasta la exportación—, enfocándose en fruta fresca de alta calidad. Además, invierten en nuevas variedades como la Royal Sweet, más dulce y resistente, y han extendido la temporada de cosecha mediante la diversificación regional y el uso de cultivos protegidos. Su estrategia de marca enfatiza la sostenibilidad y el origen campesino.

Ecuador, por su parte, ha centrado su estrategia en el segmento orgánico, con compañías como Terrafertil y Golden Sweet Spirit, orientadas a mercados europeos de alto valor (Alemania, España y Francia) mediante productos deshidratados de marca. En general, estos modelos exitosos combinan especialización agrícola, diferenciación saludable y canales de distribución de nicho.

El modelo peruano de exportación de aguaymanto se basa en la agricultura familiar y el potencial de las zonas altoandinas. La producción se concentra en regiones como Amazonas, Cajamarca, Huánuco, Apurímac, Áncash y Ayacucho, entre los 1,800 y 2,800 m s. n. m., con climas templados y fríos.

Cajamarca se perfila como el principal polo exportador de fruta fresca, con proyectos que suman 175 hectáreas dedicadas exclusivamente a este cultivo. Tradicionalmente, la cosecha se realizaba en temporada seca (abril a agosto), pero la adopción de riego continuo por parte de empresas innovadoras está permitiendo una producción más prolongada.

En regiones como Piura, el uso de semillas mejoradas y la identificación de ecotipos productivos han elevado los rendimientos de 10 a 12 toneladas por hectárea y reducido las pérdidas de campo.

La cadena de valor inicia en las parcelas familiares y requiere de asociatividad para acceder a asistencia técnica y recursos, replicando modelos exitosos del sector paltero. Empresas como AgroAndino, en alianza con Newmont ALAC, promueven el fortalecimiento organizativo de los productores en Cajamarca, generando volúmenes competitivos y homogéneos. Estas asociaciones implementan centros de acopio locales para selección, envasado y despacho, lo que agrega valor en origen. Aproximadamente el 80% de la producción exportable peruana es orgánica, y aunque la fruta fresca está ganando terreno, la presentación deshidratada continúa dominando los envíos (63.5% en el 2024).

Durante el 2025, el desempeño exportador peruano ha mostrado una recuperación significativa, contrastando con la caída del 12% registrada en el 2024. Entre enero y septiembre del 2025, los envíos alcanzaron 458 toneladas, valorizadas en US$ 3.4 millones, lo que representa un aumento del 30% en volumen y 43% en valor frente al mismo periodo del año anterior. Los precios internacionales también fueron favorables: el promedio se incrementó en casi un 10%, situándose en US$ 7.63 por kilogramo. Esta tendencia ha incentivado la transición hacia la producción de fruta fresca, que ofrece un precio en chacra entre S/ 3.50 y S/ 4.00 por kilo, muy por encima de los S/ 0.50 obtenidos por fruta destinada al deshidratado.

Las oportunidades estratégicas del aguaymanto peruano se concentran en la diferenciación y el valor agregado. Es prioritario reforzar su identidad orgánica y su origen andino, posicionándolo como un “superalimento inca” o “superfruta andina”. La diversificación de productos — como jugos concentrados, polvos liofilizados o ingredientes para la gastronomía saludable— abre nuevas posibilidades en Asia y Medio Oriente. La apertura del mercado estadounidense podría convertirse en el mayor catalizador de crecimiento, con potencial para transformar al aguaymanto en el “arándano de la sierra”.

Sin embargo, persisten amenazas como la alta estacionalidad, los riesgos fitosanitarios (mosca de la fruta, gusano de la chupadera, oídio) y los costos elevados de certificación internacional, que limitan la expansión de pequeños productores. La competencia, especialmente la colombiana, continúa ejerciendo presión sobre los precios.

Para mantener la competitividad y consolidar los avances del 2025, se requieren acciones coordinadas del sector público y privado. A nivel empresarial, resulta esencial fortalecer la asociatividad para garantizar volúmenes estables y negociar mejores condiciones logísticas. La tecnificación agrícola —especialmente en riego permanente y cultivos protegidos— permitirá ampliar la ventana de cosecha y mejorar la calidad del fruto. En cuanto a la estrategia de posicionamiento, se recomienda resaltar los atributos diferenciadores (orgánico, comercio justo, sostenibilidad) frente a la producción convencional de la competencia.

Desde el ámbito público, la prioridad es culminar los trámites fitosanitarios para la apertura de mercados clave como Estados Unidos, mediante una coordinación efectiva entre Senasa y el sector privado. Finalmente, fortalecer la promoción internacional del aguaymanto peruano y expandir las escuelas de campo enfocadas en sanidad, cosecha y poscosecha son pasos esenciales para consolidar una cadena productiva de calidad, orientada a la fruta fresca y sostenible.


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