Sierra y Selva Exportadora cumple un rol importante al apoyar a los productores agrícolas en su acceso a los mercados. ¿Qué nos puede comentar sobre el Programa Frutales Sierra?
El programa ha comenzado a consolidar un proceso de articulación más serio entre los productores y los exportadores. La mayor parte de ellos entiende que es importante ofrecer un producto como la palta, pero no se compromete más allá de la producción. Queremos que comiencen a empoderarse y tengan la capacidad de negociar su producto, ya no como empresas individuales, sino como una organización. Por eso, los estamos preparando en gestión comercial. Además, los guiamos en el proceso de certificación y tratamos de buscar alternativas para que financien esa certificación por medio de enlaces con gobiernos locales, gobiernos regionales o empresas. Hoy, en la Sierra, las organizaciones se están dando cuenta de que esto es importante porque los mercados exigen productos certificados desde el campo. Asimismo, fomentamos su participación en ruedas de negocios y ferias internacionales, como AnuFoods Brasil.
¿Qué resultados ha tenido el programa en los productos que ha intervenido?
Un ejemplo es la Corporación Asociativa La Joya. Sierra y Selva Exportadora intervino con palta en Arequipa, y ahí comenzaron los primeros ejemplos de exportación de palta en la Sierra. En ese momento, no había ni siquiera organizaciones fuertes. Hoy, en La Joya, hay una corporación de productores que exporta palta, uva y granada. Hemos estado con ellos casi seis años. Ese mismo esquema queremos replicar en Limatambo (Cusco). Hay un compromiso del gobierno local para desarrollar una unidad de acopio, con lo cual los productores puedan manejar la negociación comercial por ellos mismos, como una sola organización. No va ser fácil pero hay que hacerlo.
¿Con qué productos trabaja actualmente el Programa Frutales Sierra?
En general, la cartera que se maneja en Sierra incluye seis productos: palta, aguaymanto, tuna, granada, uva de mesa y papaya andina. Esta temporada esperamos implementar chirimoya, granadilla, melocotón y manzana.
¿Qué potencial tiene la granada en el mercado externo?
No es que no crea que tenga potencial, pero sí creo que sus exportaciones no tienen el mismo alcance que otros productos. Primero, su consumo fresco tiene particularidades. Segundo, su aspecto se deteriora muy rápido. Hay un trabajo interesante en procesado, como los arilos, pero esta presentación tiene menor valor.
¿Y el aguaymanto?
No ha recibido el trato que tiene, por ejemplo, el arándano, que acoge mucha información. A nosotros nos ha costado más el aguaymanto porque Colombia nos ha puesto la valla alta en el producto fresco. En cambio, en el procesado, hemos tenido más ventajas. También hemos avanzado con el aguaymanto orgánico y la presentación deshidratada.
¿Qué frutas que se podrían cultivar en la Sierra tienen oportunidades en el mercado internacional?
Veo con posibilidades a la pitahaya, que podría adaptarse muy bien en los valles interandinos. Me parecen también interesantes algunos berries que puedan tener espacio en el mercado interno, y luego, dar un salto al exterior, como la frambuesa y la fresa. En la Sierra, hay zonas muy puntuales con fresa que estamos tratando de articular de a pocos.
Hay productores de la Sierra que están enviando palta a Chile. ¿Qué expectativas tienen?
Es bueno saber que el mercado de Chile se ha abierto para otras regiones, además de Moquegua. Creo que están empezando a medir la oportunidad de enviar al vecino del sur la fruta que tiene el Perú en diferentes zonas, considerando que los chilenos tienen un mayor consumo per cápita que nosotros. Lo que sí, vamos a tener que manejar con rigor el tema sanitario.
¿Qué oportunidades y desafíos observan para este año?
No creo que las cifras de las exportaciones caigan. Veo que hay continuidad y crecimiento. Para las frutas que se exportan hay expectativas muy positivas. Pero, hay un contexto nuevo que no
estaba calculado, que es lo ocurrido en China, porque es un mercado importante. Esperemos que esto pase rápido.
