Arándanos peruanos: de la abundancia al reto de vender mejor

El arándano peruano consolida su liderazgo mundial en medio del desafío de convertir la abundancia en valor apoyado en la innovación, la diversificación y la apertura de nuevos mercados.

El Perú mantiene hoy el liderazgo como principal exportador mundial de arándanos. Entre mayo y agosto del 2025, los envíos sumaron 71,957 toneladas, un impresionante 137% más que en el mismo periodo del año anterior, pero solo creció un 44% en valor. Esta brecha responde a la caída del precio promedio, que en agosto retrocedió casi un 41% hasta US$ 5.95 por kilogramo, acumulando una disminución general del 39% en lo que va de la campaña. Además, hay mayor producción de México, Sudáfrica y Marruecos, que presionan a la baja de precios en Estados Unidos y Europa.

En este contexto, la diversificación varietal actúa como una auténtica “póliza de seguro” para la industria. En la campaña actual, más de nueve variedades concentran el 80% de los envíos. Ventura lidera con casi 29% de participación, seguida de Biloxi (17%) y Sekoya Pop (13%), junto a Rocío, Sekoya Beauty, Emerald, Arana, Madeira y AtlasBlue, que completan el portafolio principal. Las variedades “premium” han mostrado una notable resistencia frente a la caída general. EB-92, por ejemplo, ha alcanzado precios cercanos a US$ 9.32 por kilogramo, un 60% por encima del promedio de campaña. Eureka y Rosita también se sostienen sobre los US$ 7.00/kg, mientras que Biloxi se mantiene en torno al promedio general de US$ 6.00/kg y Ventura y Sekoya Pop se ubican ligeramente mejor, superando los US$ 6.50/kg.

La resiliencia de estas variedades premium responde a fundamentos económicos claros. Primero, la diferenciación del producto: atributos como mayor calibre, firmeza, sabor o vida poscosecha prolongada permiten justificar precios más altos y generan una percepción de mayor valor en el consumidor, fruto de fuertes inversiones en investigación y desarrollo genético. Segundo, la diferenciación facilita una segmentación de mercado más eficiente. Mientras las variedades estándar abastecen un mercado masivo, sensible al precio, las premium se destinan a nichos de alto valor, en especial en Asia (China, Singapur), donde los consumidores pagan más por calidad. Este desacople protege al segmento premium de la caída general de precios.

Finalmente, la diversificación varietal amplía la ventana comercial mediante variedades tempranas o tardías, reduciendo la concentración de oferta en los picos de campaña, cuando los precios tienden a colapsar.

A pesar de sus ventajas, la estrategia enfrenta retos importantes. El más crítico es logístico: la congestión en puertos como el Callao, la limitada disponibilidad de transporte refrigerado y la competencia con otros productos —como la uva— amenazan con generar cuellos de botella, sobre todo en semanas pico, cuando se movilizan más de 20,000 toneladas semanales.

Para consolidar la competitividad del arándano peruano, es necesario implementar acciones inmediatas. Primero, acelerar la diversificación de mercados, reduciendo la dependencia de Estados Unidos y Europa y reforzando la presencia en Asia, aprovechando la futura ventaja logística del megapuerto de Chancay. Segundo, mantener la inversión en innovación genética y reconversión varietal para sostener una oferta diferenciada acorde con las exigencias de los mercados más sofisticados. Tercero, fortalecer la coordinación público-privada para enfrentar los desafíos logísticos y agilizar la apertura de nuevos mercados mediante protocolos fitosanitarios. En definitiva, el reto del sector ya no es producir más, sino vender mejor, alcanzando un equilibrio sostenible entre volumen y valor que asegure la rentabilidad a largo plazo.


¿Te ayudamos a encontrar algo?