La chía sigue estancada

Cuando en el 2012 se inició la exportación de la chía peruana, la expectativa era alta por sus probados beneficios en la salud (gracias a su fibra y antioxidantes), así como su uso en algunos tratamientos para la reducción de peso. Pero la expectativa no se ha trasladado a las cifras. Tras algunos resultados positivos, que alcanzaron su pico en el 2017 con envíos por US$ 13 millones, el éxito no acompañó más a esta semilla. En el 2019, sus exportaciones alcanzaron las 2,852 toneladas por un valor de US$ 9.3 millones, 23% menos que en el 2018. Lo curioso es que esto ocurre en un contexto en el que la demanda por la chía muestra una tendencia positiva en Europa, la cual es cubierta en su mayor parte por Paraguay y Bolivia.

Los principales destinos de la chía peruana son Estados Unidos —mantuvo su liderazgo en el 2019 con 23% de participación en el valor exportado—, Emiratos Árabes Unidos (7%) y Canadá (6%). Mientras que el primero redujo sus importaciones en 31% respecto del 2018, los mercados árabe y canadiense las incrementaron en 29% y 11%, respectivamente. Asimismo, las empresas Olam Andina Perú y Andes Alimentos & Bebidas fueron las que más volumen exportaron, representando en conjunto el 34% de los despachos.


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